"Píldoras de Historia"

1970: Llega el teléfono a Mogrovejo y Pembes

Gabino Santos Briz. 17/10/2020

El pasado día 15 se acaban de cumplir 50 años de la inauguración del teléfono en los pueblos lebaniegos de Mogrovejo y Pembes. Aunque muchas veces da la impresión de que es algo que siempre ha estado ahí, fue sólo hace 50 años cuando muchos de nuestros pueblos contaron con teléfono. Así lo contó Luz de Liébana en noviembre de 1970:

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«El alcalde de Camaleño, don José Calvo, en unión del párroco, don Teodomiro Campo, y de los presidentes de Mogrovejo y Pembes, apoyados en una carta dirigida en su día al presidente de Pembes por el gobernador, don José Elorza, comenzaron a realizar no hace muchos meses los trámites necesarios a fin de dotar de teléfono a dichos pueblos.

Hechas las oportunas gestiones en Madrid, con el apoyo incondicional del delegado de la Telefónica de Santander, señor Royano, se iniciaron los trabajos del tendido a partir de la línea de Camaleño a Espinama, y por fin, el pasado día 15 fueron inauguradas las obras.

Bendijo las instalaciones de los dos pueblos el párroco, don Teodomiro Campo, descubriéndose una lápida en la fachada de la casa natal del fallecido gran benefactor del pueblo, don Emiliano Celis.

A continuación el presidente de Pembes, don Saturnino Llorente, dio las gracias a todos los presentes y en especial a los que han hecho posible esta realidad del teléfono en el pueblo de Pembes.

Don José Calvo, alcalde del Ayuntamiento de camaleño, en cálidas frases de alanamza elogió el gesto de valentía de los pueblos de Mogrovejo y Pembes en arrostrar la financiación de esta obra tan útil y tan necesaria para relacionarse con el mundo exterior y para sí querrían importantes pueblos de la provincia con grandes posibilidades económicas y negocios en gran escala.

Se hallaron presentes en los actos [de] dichas inauguraciones, el diputado por Liébana, en representación de don Pedro Escalante, presidente de la Diputación, don Victoriano Cuevas; el delegado de la Telefónica, señor Royano y Sra.; el médico de Camaleño, señor Galache; don José Alonso, secretario del Ayuntamiento de Camaleño; cura párroco de Espinama, don Jesús Cuesta; teniente de la Guardia Civil, señor García; los hijos de don Emiliano Celis, don Juan Manuel y don Carlos Celis Gorriti; concejal del Ayuntamiento, don Mariano Bedoya, y todo el vecindario de los citados pueblos de Mogrovejo y Espinama [quería decir Pembes].

Como final de los actos se sirvió un lunch a todos los asistentes.

Capítulo aparte y una dedicación especial merecen los citados pueblos de Mogrovejo y Pembes.

En Mogrovejo se está realizando en estos momentos una obra de gran trascendencia, el saneamiento del pueblo mediante la canalización de las aguas del arroyo que atraviesa de Norte a Sur las calles del lugar con la aportación de 45.000 pesetas por parte de la Diputación y 50.000 pesetas del Gobierno Civil, que en su día habían sido prometidas por el presidente, don Pedro Escalante, tan vinculado a nuestra comarca, y por don Jesús López Cancio.

Después de tener su carretera, luz y agua corriente, llega al pueblo este medio de comunicación social, el teléfono, gracias a la decisión del presidente, don Jesús Guerra, y varios vecinos que de momento hacen frente a la financiación de la obra.

Pembes merece punto y aparte, pues es modelo de buena administración.

Difícilmente se encuentra en la provincia un pueblo que haya realizado tantas obras de promoción social como Pembes.

Por los años 1950 vivía en Pembes don Emiliano Celis, hijo del pueblo, residente algunos años en Cuba, hombre inquieto, emprendedor, amante del progreso y con ganas de hacer algo positivo por el pueblo que le vio nacer.

Debido a sus gestiones y contribuyendo en parte con su dinero, secundado por la buena dirección del párroco, don Teodomiro y la unión de los vecinos, sin excepción, se han llevado a cabo las obras siguientes: carretera, construcción de la iglesia, traída de aguas, escuelas, alcantarillado, equipo de extinción de incendios, asfaltado de las calles, torre para el reloj, electrificación, puentes, abrevaderos, establo de sementales y, por último, el teléfono que acaban de estrenar

Todo esto ha supuesto para el pueblo una inversión de 2.106.344 pesetas, más las subvenciones estatales, provinciales y sacrificios sin cuento y aportaciones personales del vecindario.

Esta ingente labor no hubiera sido posible sin una buena administración y lo primero estrecha unión de todos los vecinos de la localidad.

¡Ojalá cunda el ejemplo entre los pueblos que se lamentan de la falta de servicios, pero ahí tienen el camino, el tesón, la unión y la buena administración de los bienes comunales!»

Hasta aquí lo que contó Luz de Liébana. ¡Quién les hubiera dicho a los allí presentes que el teléfono, que tanto les costó llevar al pueblo, apenas 50 años después íbamos a llevarlo todos en el bolsillo!

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