Cacería de Alfonso XIII en Liébana en 1920

"Píldoras de Historia"

1920: cacería de Alfonso XIII en Áliva

Gabino Santos Briz. 20/8/2020

Se cumplen ahora cien años de la tercera cacería realizada por el rey Alfonso XIII en Áliva. Tras las de 1905 y 1912, en las que la prensa acompañó al rey dejando constancia escrita y gráfica del transcurso de las cacerías, en 1920 no fue así y las noticias de la cacería no son abundantes, aunque no falten algunas, como vemos a continuación.

La llegada del rey se había anunciado para el día 18 de agosto. Sin embargo, a última hora se retrasó al 20 e incluso este día estuvo a punto de suspenderse debido al mal tiempo reinante. Los días previos fueron de mucho movimiento: los ingenieros de la Real Compañía Asturiana estuvieron preparando el Chalet; decenas de ojeadores agruparon los rebecos; oficiales telegrafistas instalaron la línea telefónica entre el Chalet y la oficina telegráfica de Potes; «autocamiones de la Real casa vinieron con tiendas de campaña, y cajas con vajilla, ropa, víveres, servidumbre y dependencia encargada de la instalación y de los preparativos»; varias parejas de la Guardia Civil, tanto de infantería como de caballería, se desplazaron a la zona... «La llegada de todo este numeroso personal y el movimiento incesante de automóviles y autocamiones prestaba a Potes una animación que contrastaba con la quietud y tranquilidad en que de ordinario se desarrolla la vida de la villa».

El día 20, desde primeras horas, «Potes se preparó a recibir a los Reyes, engalanando las casas con colgaduras y haciendo fiesta de aquel día para esperar la llegada de SS.MM.», así, en plural, ya que el rey iba acompañado por la reina Victoria Eugenia que, por primera vez, visitaba Liébana.

Los coches del marqués de Viana, montero mayor del rey, y de los diversos invitados (duques de Santoña y de Alba, condes de Gavia y de Maceda, marqueses de Scala y de Villaviciosa, Carlos Pombo, Luis Hauzeur...) van pasando por Potes, camino de Cosgaya, donde entonces acababa la carretera, antes de la llegada de los reyes, a eso de las tres de la tarde, que La Voz de Liébana recoge así:

«El vecindario en masa se había reunido a la entrada del pueblo donde se hallaban también las autoridades, y tan pronto como el automóvil que conducía al Rey fue conocido el público prorrumpió en vivas, aclamaciones y aplausos y rodeó el automóvil al que se habían acercado el Alcalde don José Juan Bustamante, el Juez de primera instancia don Francisco de P. Navarro y el Párroco don Cecilio Fernández Palmero a ofrecer sus respetos al Monarca. Este conversó durante breves minutos con el señor Alcalde, interesándose por el estado de las obras de la carretera de Espinama; pocos minutos después llegó en otro automóvil la Reina con los príncipes de Albany, siendo recibidos con iguales o mayores demostraciones de entusiasmo que el Rey, y como este, se detuvo también a saludar a las autoridades. Unas hermosas niñas se acercaron al automóvil y entregaron a la Reina un precioso ramo de flores, que recibió sonriente».

Foto de la cacería de 1912

Sigue el periódico lebaniego destacando las espontáneas manifestaciones de cariño que reciben los reyes al atravesar Potes, a las que responden con saludos y sonrisas. En contraste, Gabriel García Maroto firma una crónica mucho más crítica en la que señala que «La maliciosa curiosidad aldeana está suelta y mordiente. ¿Cuanto costará esta cacería? ¿Quien pagará en definitiva los gastos?» o que algunos paisanos de los pueblos, al preguntarles otros si no iban a ver al rey, respondían «¿Nos traerá algo?». Para Maroto, la parada del rey en Potes con el alcalde duró «medio minuto» y, según alguno que oyó la conversación, se limitó a preguntar «si era "esto" Potes y si la carretera estaba libre».

En Cosgaya, reyes e invitados montaron a caballo hasta Áliva. Ochenta caballos de silla habían sido preparados para aquellos días. Los reyes llegaron a las seis y media de la tarde, que estaba nublada y fresca, amenazando lluvia, de modo que «se temió que el mal tiempo desluciera la excursión». Junto al chalet, se habían instalado diez tiendas de campaña para parte de los invitados, servidumbre y escoltas.

El día 21 amanece con niebla en los Picos que va desapareciendo en las primeras horas de la mañana, quedando un día radiante, que permitió que la reina manifestara «en varias ocasiones su admiración ante el magnífico espectáculo» que ofrecían los Picos.

Ese día se realizaron dos batidas: una, en Los Boches, por la mañana, en la que el rey mató nueve rebecos; la otra, en Peña Vieja, por la tarde. Entre las dos, según La Voz de Liébana, se capturaron 56 rebecos.

El día siguiente, el 22, era domingo y «se instaló un altar al aire libre donde dijo Misa el Párroco de Espinama don Eulogio González Orejas, que oyeron los Reyes y demás invitados». Después hubo una batida, colocándose los tiradores en los Horcados Rojos, la Canalona y los Tiros de Casares. Según La Voz de Liébana, se cazaron treinta rebecos.

Después, «los excursionistas se dirigieron al llamado Balcón del cable para admirar el magnífico panorama que desde dicho punto se divisa pero la niebla impidió que pudieran disfrutar de aquel grandioso espectáculo. A las doce iniciaron el descenso y poco antes de las cuatro llegaron a Potes, donde fueron cumplimentados los Reyes por las autoridades, habiendo manifestado la Reina al señor Juez de primera instancia que regresaba muy satisfecha y complacida de la excursión y que prometía volver», repitiéndose, como en la ida, las manifestaciones de cariño por las calles de la villa.

Acabó así aquella cacería que no se volvería a repetir hasta seis años después.

Nota.- La foto es de la cacería de 1912.


También en esta sección: