Píldoras de Historia

Grandes nevadas

06/02/2015

Cuando se habla de grandes nevadas, la "nevaona" por excelencia fue la producida "el ańo de los tres ochos", 1888. Los datos que de ella tenemos referentes a Liébana son, sin embargo, pocos. José Manuel Puente, que la ha estudiado profundamente (Ver), seńala únicamente que en la nevada entre el 24 y el 29 de febrero en Dobres, Dobarganes, Caloca y Espinama la nieve alcanzó entre dos y tres metros de altura; que en ventisqueros se llegó a los cinco metros y que en Potes hubo metro y medio de nieve. Tras una tregua, la nieve siguió cayendo después, a partir del 14 de marzo. Incluye, también, esta noticia publicada en un periódico de la época:

"Nos dicen de Liébana que la nevada en aquella región es copiosísima, llegando la nieve en los pueblos altos de Dobres, Ledantes, Caloca y Valdeprado a una altura de cinco metros".

Entre las víctimas que provocó esa nevada, Puente incluye a un pastor que se despeńó en la "cortadura de Hurdón [sic], camino de Tresviso".

Aunque no tan grande, fue aún más trágica la nevada que cayó el día de Ańo Nuevo de 1920 que, en la zona alta del Valle de Bedoya, sorprendió a un grupo de cazadores, causando la muerte de cuatro de ellos, como nos cuenta J. Á. Cantero en valledebedoya.com.

A primeros de diciembre de 1926 la prensa nacional también daba cuenta de una víctima en Liébana, debida, indirectamente al menos, al temporal. Así, por ejemplo, "El Siglo Futuro" publicaba:

"Comunican de Potes que todo el valle de Liébana se halla cubierto de espesísima nevada. En algunos puntos de los macizos de los Picos de Europa la nieve alcanza una altura de más de tres metros.

En las inmediaciones de los pueblos de Liébana se han visto manadas de lobos hambrientos, los cuales dieron muerte a numerosas cabezas de ganado en el término municipal de Caloca.

En el puerto del Collado de Salces, en Liébana, fueron encontrados los restos de un mendigo, devorado por los lobos.".

El periódico comarcal "La Voz de Liébana" replicó la publicación de noticias como esa con un artículo titulado "Liébana, país de leyenda", en el que, entre otras cosas dice:

"Con motivo de los últimos temporales y de la noticia que algún periódico de Santander publicó de haberse encontrado entre la nieve los restos de un mendigo, que había sido devorado por los lobos, noticia, afortunadamente, inexacta, ha vuelto a extenderse por toda Espańa la creencia de que Liébana es una región inhabitable por los rigores del clima y por la abundancia de fieras salvajes.".

Pero La Voz de Liébana, lógicamente, tuvo que dar cuenta en sus casi treinta ańos de existencia, de buenas nevadas. En febrero de 1905, por ejemplo, contaba que en Potes había empezado a nevar el día 20 y después "los días 21 y 22 nevó intensamente, llegando a alcanzar la nieve de 25 a 30 centímetros; el 23 nevó a ratos y el 24 amaneció nevando copiosamente. Como la temperatura era suave, la nieve se iba fundiendo en la misma proporción que caía, y el espesor de la capa no aumentó sensiblemente, pero en los pueblos altos hay una cantidad considerable de nieve.

En Colio había más de una vara, en Dobarganes alcanzó una altura de vara y media, y en las alturas no puede fijarse la cantidad de nieve que había porque en unos sitios el viento lo amontona y en otros lo barre, y como la gran cantidad de nieve borra las desigualdades del terreno es difícil, por faltar términos de comparación, fijar la altura que alcanza, pero según dicen los que hallándose en Andara y Aliva se arriesgaron a bajar, hay sitios en que pasa de tres metros".

Imagen También el 3 de enero de 1914 daba cuenta del temporal con que se había despedido 1913 y estrenado el nuevo ańo:

Pero más gorda fue la nevada que cayó entre el 21 y el 28 de marzo de 1917 hasta el punto de que La Voz de Liébana, además de aportar datos de la situación, incluyó el tema, con un comentario, en su portada del día 31. En cuanto a los datos, informa de que empezó a nevar con gran intensidad el día 21 y "ya el jueves 22 había una espesa capa de nieve". Siguió nevando el resto de la semana. El lunes paró y, al suavizar la temperatura, comenzó el desnieve "pero por la noche y durante todo el día del martes de esta semana volvió a nevar copiosamente, llegando a alcanzar la nieve una altura de 30 a 40 centímetros en Potes, llegando en los pueblos altos a metro y medio y hasta dos metros en Espinama, Caloca y Dobres".

El jueves despejó, salió el sol y llegó el viento sur, provocando rápido desnieve y numerosos argayos y dańos. Así, cuenta que en el puerto de Bejes tenía trece potros el tratante de Aniezo Emilio Gómez, que, pese a intentar bajarlos, sólo pudo salvar uno, originándole una pérdida de más de tres mil pesetas; también en Bejes, “en la cueva de Armiońa”, tenía su rebańo de cabras y ovejas Juan Alles pereciendo casi todas por no poderlas llevar alimento ni bajarlas al pueblo. En Dobres, en cambio, Isidoro Cuesta consiguió, con la ayuda de cuarenta vecinos y gran esfuerzo, bajar, "sobre tres varas de nieve que midieron en distintos puntos del trayecto", las vacas que tenía en los invernales de Ranes. Otros ganaderos tuvieron que bajar hasta Potes, pese a la nieve que cubría los caminos, para poder comprar unos sacos de paja para su ganado. Además, la imposibilidad de atravesar el puerto de Piedras Luengas hizo que no pudieran acudir con sus ganados a la Feria de Ramos de Cervera.

Ya en el número siguiente, se ańaden más dańos haciendo constar que en Camaleńo la "enorme cantidad de nieve" provocó el hundimiento de invernales en Fuentesperi (Brez) y Salceda (Llaves), además de dejar en estado semiruinoso alguna casa y de estar algunos caminos cortados por los argayos que llegaron después.

Estos dańos, más los causados a los jornaleros "que sin poder ganar el jornal durante dos semanas, con la carestía de las subsistencias, y sin el recurso de poder ir al monte a buscar leńa, han padecido hambre y frío", y los no conocidos, fueran para un ganadero "de diez duros y para otro de cincuenta y para otro de ciento", para el conjunto de Liébana supusieron una pérdida de "muchos, muchísimos miles de pesetas", como dice La Voz de Liébana en el comentario de la portada al que aludíamos antes, un comentario en el que incluye una severa crítica a las autoridades locales:

"De gran parte de los pueblos de la provincia hemos leído estos días, en la prensa de la capital, telegramas de los Alcaldes solicitando, con urgencia, socorros; de Liébana sólo vimos un telegrama del Alcalde de Vega de Liébana al Gobernador, participándole hallarse incomunicados los pueblos por la nieve y el mal estado de los caminos; y seguramente, pocas regiones de la provincia habrán sufrido mayores dańos y se hallarán más necesitadas de socorros, con motivo de este temporal de nieves, que Liébana. Pero el caso es que, sea por apatía de las autoridades, sea porque ya han perdido su confianza en el auxilio oficial, Liébana ni ha llorado lástimas ni ha pedido socorros".

Tras una leve mejoría, el temporal vuelve y La Voz de Liébana el 21 de abril se hace eco de que "la persistencia del temporal de fríos y de nieve, que desde hace un mes venimos sufriendo, ha colocado a los ganaderos lebaniegos en una situación en extremo crítica"., con sus pajares vacíos, las existencias de paja de los almacenistas –que además la vendieron bien cara- agotadas, y viendo que "la nieve no solo no se marcha, sino que en los pueblos que están a mayor altitud de 500 metros, que en Liébana son muchos, raro es el día que no nieva". Vuelve a lamentar el periódico que las autoridades (alcaldes, representantes de la comarca en la Diputación y las Cortes) no hayan solicitado auxilio ante el gobierno y comenta el caso de pueblos –que no cita- casi incomunicados, por argayos en los caminos de acceso o el caso de los vecinos de Caloca y Vendejo que "tuvieron que emplear varios días en espalear la nieve para abrir paso a sus ganados y poderlos llevar a la feria de Cervera". Parece que la situación mejoró los días siguientes.

Seguro que ha habido más grandes nevadas en Liébana, además de las que aquí reseńamos, en otros muchos ańos (la de la primera quincena de marzo de 1883; la de los primeros días de 1945, con dos metros de nieve en Espinama, etc). Probablemente el temporal de estos días se unirá a esta lista.

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