Píldoras de Historia

Garci González Orejón ¿comunero?

16/12/2016

Píldora de historia sobre si, como se dice habitualmente, el lebaniego Garci González Orejón tomó parte en la Guerra de las Comunidades.

"El altivo cuanto generoso lebaniego, D. García González Orejón de la Lama, censuraba ruda y valientemente el proceder de los nuevos gobernantes [los flamencos llegados con Carlos I al mando de Castilla]; y habiendo logrado ponerse de acuerdo con los célebres caudillos de las comunidades castellanas, levantó el estandarte de la rebelión en Liébana, para secundar así los planes patrióticos de Padilla, Brabo y Maldonado. Los liebanenses acostumbrados a la independencia de los héroes, se agruparon con ánimo resuelto al rededor [sic] de su jefe natural Orejón de la Lama [...].

Orejón, hombre de acreditada capacidad en las empresas militares, procuró adiestrar su ejército bisoño, ejercitándole en repetidos simulacros; le organizó en breve tiempo, merced a la belicosa actividad que siempre había demostrado; y se apresuró a salir al encuentro de los enemigos.

El Marqués de Santillana, enemigo antiguo del Orejón de la Lama, tan pronto como supo la sublevación de los lebaniegos, reunió sus mesnadas, y con ellas y parte de las tropas imperiales, y secundado en Liébana por el magnate D. Toribio Alfonso de Mogrovejo, se dirigió a sofocar la rebelión.

Liébana entera lo supo con ira, y se aprestó ardorosamente a castigar la audacia de los imperiales. Junto al puente de Tama hubo un formidable encuentro; y los imperiales y las tropas del marqués de Santillana sufrieron una terrible derrota, y desordenadamente evacuaron el territorio, emprendiendo la fuga.

El de Mogrovejo [...], después de la derrota sufrida en Tama por los imperiales y el Marqués de Santillana, de quienes era partidario, se guareció en la torre que la familia del Marqués tenía en Potes. Pero allí fue persiguiéndole el bravo Don García González Orejón con sus lebaniegos, que mataron al mal aconsejado D. Toribio, arrojándole de lo alto de la torre".

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Así cuenta Ildefonso Llorente en su obra "Recuerdos de Liébana" (1882) el supuesto inicio de la Guerra de las Comunidades en Liébana, antes de decir que D. García González Orejón, de vuelta de la batalla de Villalar, en la que fueron definitivamente derrotados los comuneros, fue traicionado por su servidor Mequinés, que le entregó a los "secuaces del Marqués de Santillana". "Fue preso el caballero, y conducido hasta el Condado de Ventanilla en el valle de San Martín, donde el día 23 de Agosto de 1521 fue fusilado", tras haber otorgado el testamento que comienza indicando que "Sepan quienes esta carta de testamento bieren como Yo García González Orejón de la Lama, estando en poder de mis enemigos el cuchillo a la garganta"...

Esta narración de Llorente ha sido recogida en buena parte de la historiografía posterior, como por ejemplo por Manuel Pereda de la Reguera, y se halla muy difundida en la actualidad hasta el punto de que incluso en libros de texto de la ESO aparece recogida la participación lebaniega en la Guerra de las Comunidades de Castilla (ver la página 15 aquí). Sin embargo, hay indicios muy importantes de que los hechos descritos no sucedieron en el contexto de las guerras comuneras sino un siglo antes. Lo vemos.

Ya antes de que Llorente publicara su libro, Amós de Escalante había escrito en "Costas y montañas" (1871) lo siguiente, a propósito de la Torre del Infantado de Potes:

"De esa torre maciza, propia decoración de romancescos lugares, cuentan que fué premio de guerra y de victoria. He aquí cómo. En ella aposentaban y se fortalecían los Orejones de la Lama, familia que con el inmemorial derecho de la fuerza y de las armas ejercían formal y positiva dominación en Liébana.

Venidos aquellos estados a la casa de Mendoza, Íñigo López, futuro marqués de Santillana, probó inútilmente por cartas y mensajeros a reclamar su obediencia, haciendo valer la mejor razón que le asistía.

Los Orejones, feroces y valerosos, so pretexto de conservar los lugares por el Rey, le desafiaron a que viniese a tomar por sí posesión de la disputada tierra, y sabedores de que el intrépido prócer, aceptado el reto, enviaba contra ellos su hueste, salieron a encontrarle en la raya de Castilla. Dióse una recia batalla, en que ayudó la suerte a los Orejones. Los soldados mendocinos venían mandados por el primogénito del marqués, Diego Hurtado de Mendoza, futuro duque del Infantado. Aunque mozo todavía, no le eran extrañas las artes de la astucia, y probó a remediar con ellas su marcial aciago. Ganó con oro a García, hijo de su vencedor Garci González Orejón, y el hijo vendió a su padre. Dormía éste tranquilamente sobre un escaño en Ventanilla, lugar de Palencia, no lejos de Cervera de Pisuerga, cuando fué sorprendido por los soldados de Mendoza. No se forjó ilusión alguna acerca de su destino, y pidió desde luego a sus verdugos le consintieran ordenar su testamento y morir como cristiano. Con ánimo sereno dictó su cláusula primera, que empieza: "En el lugar de Ventanilla, estando yo Garci González de Orejón el cuchillo a la garganta, en poder de mis enemigos, ordeno este mi testamento." ‐Así que le hubo otorgado y firmado, le cortaron la cabeza".

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En 1891 es Rodrigo Amador de los Ríos quien publica su libro "Santander" en el que ya corrige a Llorente. Tras indicar que en las disputas entre los Mendozas y los Manriques por la posesión de Liébana, Pernía y Campoo de Suso hubo sentencia definitiva en 1442, señala que Garci González Orejón, "parcial de los Manrique" fue capturado en Ventanilla en 1444 "acaso por la deslealtad de un hijo suyo" y, tras otorgar el célebre testamento, decapitado. Y añade:

«El señor Llorente Fernández, confundiendo a este García González de Orejón con otro de igual nombre, sin duda, nacido según dicho escritor en "su casa señorial de la Lama, junto al pueblo de la Vega, en el valle de Cereceda, el año 1447", es decir, tres después de la muerte del parcial los Manriques, le atribuye también el testamento de éste.»

También Marcelino Menéndez Pelayo, al tratar en su "Antología de poetas líricos castellanos" de la figura del Marqués de Santillana, escribe:

"Después, y mediante formal promesa que el Príncipe D. Enrique le hizo de cederle y traspasarle todos los derechos reales sobre los valles, términos y distritos de las Asturias de Santillana, acudió en 1444 con toda su gente de armas a la guerra contra el Rey de Navarra, que fué completamente derrotado en la batalla de Pampliega. Las consecuencias de esta jornada fueron para Íñigo López muy ventajosas, puesto que, no sólo obtuvo en 28 de julio regio albalá cediéndole absolutamente los codiciados valles, sino que consiguió en breve tiempo reducirlos a su obediencia por medio de su primogénito D. Diego Hurtado de Mendoza, que ocupó por fuerza de armas las Merindades, después de haberse apoderado o por sorpresa, (o por traición infame de su propio hijo) de la temible persona de Orejón, a quien malamente hizo decapitar en el lugar de Ventanilla, como parece por aquel notable testamento que comienza: "Yo, Garci González de Orejón, el cuchillo a la garganta en poder de mis enemigos..."

Vemos, pues, cómo en vida de Íñigo López, Marqués de Santillana, en 1444, se sitúan unos hechos que tienen iguales protagonistas que los del relato de Llorente, con un desenlace en el mismo lugar de Ventanilla y con un Garci González que escribe su testamento con el "cuchillo a la garganta". Parecen demasiadas casualidades.

Valentín Ruesga Herreros ha profundizado en el tema y da por plenamente contrastados los hechos acaecidos en el siglo XV, situando la muerte de Orejón en 1447, como hizo en su día Argáiz, historiador de la orden benedictina. Y añade:

"Algunas versiones trasladan los referidos acontecimientos protagonizados por Garci González Orejón al siglo XVI, en concreto a 1521, encuadrándolos en los alzamientos comuneros contra la política de Carlos V y sus consejeros. Puesto que los sucesos de 1444 están suficientemente documentados, si algo de esto otro hubiera sido real se tendría que haber dado el caso, poco probable, de que en 1521 ocurrieran hechos análogos, con protagonistas directamente relacionados con los de los acontecimientos anteriores, y lo que sí resultaría inverosímil a todas luces es que ambos procesos hubieran tenido un mismo final, siendo tan especial como el mecionado episodio de Ventanilla".

Y contesta específicamente alguna de las afirmaciones de Llorente:

"No parece muy creíble que Orejón pudiese dejar Liébana totalmente segura, desplazarse hasta Castilla para unirse al ejército rebelde, participar en la batalla de Villalar y regresar a su tierra, teniendo en cuenta además que entonces ya tenía la un tanto avanzada edad de 74 años. En segundo lugar, extraña la intervención directa del marqués de Santillana; es obvio que el primer marqués ya había fallecido hacía muchos años, en 1458, y que sus sucesores a partir de 1475 utilizaron como título distintivo el de duques del Infantado, por ser la dignidad ducal superior a la otra, resultando por tanto difícil de explicar por qué aquí se vuelve a la titulación de Santillana. El Toribio Alfonso de Mogrovejo que interviene en esta historia no podría ser el que a partir de 1450 aparece como merino de Diego Hurtado de Mendoza, entonces II marqués de Santillana, pues aún no había recibido el título de duque del Infantado; por muy joven que fuese Mogrovejo en 1450, en 1521 ya debería superar los 90 años, edad más que avanzada para tomar parte personal en estos acontecimientos. Finalmente, sería discutible la forma de ejecución de Orejón, el fusilamiento, que parece fuera del tiempo pues no se puede hablar de fusiles a principios del siglo XVI; en todo caso habría muerto a disparos de arcabuz.

Por otra parte, llama la atención que los supuestos sucesos de Liébana de 1521 no se mencionen en ninguna de las obras clásicas sobre la historia de los Mendoza cuando exponen las repercusiones de la insurrección comunera en los lugares de su señorío, y más si se supone que en dicha comarca intervino personalmente el que entonces ejercía la jefatura del linaje".

Parece claro, por tanto, que Garci González Orejón no intervino en la Guerra de las Comunidades sino que fue en el siglo XV cuando vivió, participando en las luchas señoriales entre Manriques y Mendozas.

Ver el estudio de Valentín Ruesga Herreros sobre "El linaje Orejón y la historia de Liébana" publicado en la revista Altamira del Centro de Estudios Montañeses de 2013 (páginas 117 y siguientes): aquí.


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