"Píldoras de Historia"

El Refugio de Áliva cumple 90 años

Gabino Santos Briz. 31/7/2020

Foto de la inauguración

El Refugio de Áliva acaba de cumplir 90 años. Fue el 20 de julio de 1930 cuando se procedió a su inauguración. Su construcción fue llevada a cabo por el Patronato Nacional de Turismo, creado en abril de 1928 en sustitución de la anteriormente existente Comisaría Regia de Turismo. La dirección del Patronato «estimó conveniente que la Junta de Paradores y Hosterías del Reino creara en aquellas zonas de especial interés turístico, pero donde la iniciativa privada no se aventuraba, una oferta hotelera pública caracterizada por precios ajustados, servicios de calidad e instalaciones confortables, que facilitara el incremento de viajes turísticos a nuestro país y que, asimismo, sirviera como modelo para la hotelería privada nacional».

Una de esas "zonas de especial interés turístico" se consideró que eran los Picos de Europa, eligiéndose Áliva como lugar concreto de la instalación. En ello influyó el hecho de que la Sociedad Picos de Europa, creada en Potes en 1913 para fomentar el turismo y el alpinismo en los Picos de Europa, hubiera comenzado la construcción de un refugio en Áliva. El edificio estaba prácticamente acabado en su exterior desde hacía varios años pero la Sociedad carecía de los medios necesarios para las obras de su distribución interior. Ya antes de la constitución del Patronato Nacional de Turismo había habido contactos para que el refugio en construcción de la Sociedad Picos de Europa fuera asumido por el ente nacional del turismo.

Fue en julio de 1929 cuando se materializó la cesión por la Sociedad Picos de Europa al Patronato Nacional de Turismo del refugio en construcción, asumiendo a cambio el Patronato el préstamo de 2.900 pesetas que debía la Sociedad. Sin embargo, la idea del Patronato era que este edificio fuera el complemento de otro principal que se empezó a construir ese mismo año según planos del arquitecto Ramón Lavín del Noval, quedando constancia de ello en una película que, para promocionar el turismo en la entonces provincia de Santander, realizó el Patronato aquel año 1929, de la que puede verse aquí lo correspondiente a Liébana.

Foto de Indalecio Ojanguren. Archivo General de Guipúzcoa

Como cuenta María José Rodríguez Pérez, estudiosa de la fase inicial de los alojamientos turísticos del Estado, Lavín del Noval «proyectó un edificio de doce habitaciones (veinticuatro plazas), comedor, salón, habitaciones para el servicio y demás dependencias, dispuestas únicamente en una planta baja y cuyo acceso se forzaba en uno de sus hastiales, debido a la escarpadura del terreno donde se asentaba. En Áliva, se hizo uso de materiales y técnicas de construcción nuevos que, combinados con los tradicionales, constituían una curiosa mezcla de carácter funcional: la mampostería de los muros de carga, frente a la cubierta de uralita; la estructura de madera de la cubierta frente a su asiento en una losa de hormigón que hacía de cargadero para los huecos, o las chimeneas, cuyo aspecto exterior de fábrica de ladrillo escondía una estructura de chapa de hierro en su interior».

La construcción se realizó más rápido de la esperado (inicialmente se había hablado de octubre de 1930 como fecha de terminación) y el 20 de julio ya pudo inaugurarse.

En las primeras noticias y anuncios se destaca que cuenta con las referidas doce habitaciones «con dos lechos cada una» (eran literas) y que tiene «servicios de duchas, agua corriente, fría y caliente, calefacción, luz eléctrica, etc.». Se precisaba que tenía «baño y aseo diferenciado para hombres y mujeres [que] estaba fuera de las habitaciones en el punto medio del pasillo».

La construcción del Refugio recibió algunas críticas. El Marqués de Santa María del Villar, gran promotor del turismo, cuestionaba que se hubiera priorizado esa instalación sobre otras que él consideraba más urgentes, como, sin ir más lejos, dotar a Espinama, lugar al que sí llegaba la carretera y, por tanto, era más accesible a la generalidad de los turistas, de teléfono, garajes y mejores fondas. Desde la revista del Club Alpino Peñalara, por su parte, se hizo entonces una crítica que se repetiría muchos años después: «creemos que más que un refugio para alpinistas se ha hecho un hotel para los turistas que van a asomarse al "Cable" de Lloroza».

Imagen

La explotación del nuevo Refugio se llevó a cabo inicialmente mediante arrendamiento, siendo Vicente Celis, titular de la fonda de Espinama, el primer arrendatario.

De los precios que aplicó en el verano de 1931, el primero completo del Refugio, queda constancia en los numerosos anuncios publicados en muchos periódicos de España: «la pensión completa es de 25 pesetas», que se mantenían en 1933 cuando se detallaba que 5 pesetas eran por la habitación; 2 por el desayuno y 9 por la comida y la cena. Además, «para los montañistas y deportistas el refugio provee de guías, espoliques y caballos» decían los anuncios.

En 1933 fue, precisamente, cuando entró en servicio el segundo de los edificios, conocido entonces como "la Dependencia", el que correspondía al iniciado por la Sociedad Picos de Europa. En él los precios eran más bajos, ascendiendo la pensión completa a doce pesetas por día.

En estos años el periodo de apertura se extendía del uno de junio al 15 de octubre, si bien se dejaba abierta la posibilidad de abrir el resto del año avisando con dos días de antelación. En estos casos, se cobraba un recargo si el grupo era menor a ocho personas.

Como vemos, era un periodo ligeramente más amplio que el de estos últimos años (en 2019, por ejemplo, fue del 1 de junio al 1 de octubre). Es una de las muchas cosas que han cambiado en estos 90 años desde aquel Refugio de 1930 hasta el Hotel Áliva actual, que ahí sigue, en su maravilloso emplazamiento.


Fuentes:
  • SANTOS BRIZ, G. "Turismo en Áliva y Fuente Dé. El Teleférico (1966-2016). Picos de Europa", Ed. Montañas de Papel, 2016, pp. 59-75.
  • Fotografía de Indalecio Ojanguren de 1933, procedente del Archivo General de Guipúzcoa, compartida bajo licencia Creative Commons 4.0.
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