Noticias de Liébana


110 años del periódico “La Voz de Liébana”

30/07/2014

El 1 de agosto de 1904 se publicó el primer número de "La Voz de Liébana", un periódico que, pasando por diferentes etapas, llegaría hasta 1933.

¡Pulse, para ampliar! En aquel primer número explicaba cuál era su propósito: «LA VOZ DE LIÉBANA nace para defender los intereses generales de toda la Jurisdicción, no viene a mezclarse para nada en polémicas que no valen para otra cosa más que para sembrar el odio, con perjuicio del bien general; es nuestro propósito procurar que los que rijan unos y otros Valles, estén siempre en contacto y unidos con un solo pensamiento y una sola aspiración: la de hacer próspera y feliz a esta fértil comarca Lebaniega».

Y añadía: «Las autoridades nos tendrán de su parte, siempre que sea necesaria nuestra intervención, ya cuando se trate de corregir faltas merecedoras de castigo, bien cuando haya de tributarse elogio a quien sea acreedor de él, mediante la realización de hechos laudables». Se mostraban «dispuestos a trabajar sin descanso por desterrar de nuestra amada Liébana, todo lo pernicioso, todo lo viciado, todo lo inútil» y contaban con que, para conseguirlo, «hemos de tener serios disgustos, frecuentes contrariedades; mas no por eso desmayamos. Prontos estamos a hacer frente a cuantos obstáculos se pongan en el camino emprendido. Si conseguimos vencerlos, será grande la satisfacción nuestra por el feliz resultado; si no triunfásemos tendremos, ya que no otra cosa, el placer de haber intentado nuestra pretendida regeneración».

El primer director y propietario de La Voz de Liébana fue Mariano Fernández Río, contando entre sus redactores, en los primeros años, a Manuel González, Abel Alonso de la Bárcena, José María de Bulnes, Eduardo García de Enterría y Carlos García Martínez, entre otros, además de contar con numerosos colaboradores. La tirada inicial fue de 500 ejemplares, llevándose a cabo en la imprenta de Antonio Quesada, de Santander.

La Voz de Liébana, que comienza con periodicidad quincenal ("Revista quincenal de intereses generales", lleva en su cabecera), destaca desde el principio por la seriedad en el tratamiento de las noticias y por las campañas de diverso tipo que emprende. Ya en ese primer número pide para Potes el telégrafo; en el segundo, abre una suscripción para recaudar fondos para erigir un monumento a Jesús de Monasterio; los abusos cometidos por las empresas de carruajes; el apoyo a un ayuntamiento único en Liébana que englobara a todos los existentes; la petición de un hospital; el fomento del turismo; la defensa de los montes frente a las compañías mineras... son algunas de ellas.

El periódico se consolida rápidamente. Ya el 1 de diciembre de aquel mismo año 1904 se imprime en Potes, en la imprenta adquirida por Mariano Fernández Río, la primera que se instala en Liébana. Comprada en Madrid, le costó 10.960 pesetas de la época. En 1905 pasa a ser decenal, en lugar de quincenal, sacando, por tanto, tres números al mes, que serán cuatro desde 1911 al pasar a semanario. Las suscripciones son numerosas y repartidas por toda España y numerosos países de América en los que La Voz establece agentes. En 1910 la tirada se acerca ya a los 1.500 ejemplares. Cuenta con corresponsales, además de en los diversos valles lebaniegos, en Peñarrubia, Polaciones y Lamasón, sin que falten comunicaciones desde países americanos como Argentina o Méjico.

Desde sus páginas se apoya a la Sociedad Económica de Amigos del País de Liébana y al Sindicato Agrario Lebaniego; se divulgan tratamientos y alternativas a la filoxera que afecta a las viñas; se publican, dentro de "La Biblioteca de La Voz de Liébana" obras varias, comenzando con "La cuestión obrera. Cartas a un obrero" de Concepción Arenal y siguiendo con "Documentos y notas referentes a la intervención de Liébana en la Guerra de la Independencia" y un "Folletín agrícola" entre otros. Dedicó números especiales al Lignum Crucis y la fiesta de La Cruz, a Jesús de Monasterio, al propio periódico en su aniversario, a la visita del rey Alfonso XIII, etc.

Políticamente, La Voz se proclama independiente. Sin embargo, en sus primeros años se advierte su tendencia conservadora, acercándose a las posiciones de José Martínez Carande, candidato conservador. El 30 de mayo de 1907 destaca que varios garniquistas (Garnica era el rival del conservador Carande) se habían dado de baja en el periódico, a lo que replica que «La Voz no es carandista, y sí únicamente lebaniega y amiga del Señor Garnica cuando trabaja por Liébana».

Pese a ello, este posicionamiento político hace que surjan dos periódicos para hacerle frente, que no logran consolidarse. Primero, entre septiembre de 1907 y agosto de 1908, el "Picos de Europa" y, después, "El Porvenir Lebaniego", entre marzo y agosto de 1910.

En 1914 La Voz de Liébana cambia de director, siendo sustituido Mariano Fernández por José María de Bulnes. En su etapa se mantiene la misma línea y aparecen secciones, como el movimiento demográfico, que serán destacadas en periódicos posteriores como Luz de Liébana.

¡Pulse, para ampliar! Es, sin embargo, en 1919 cuando, con el mismo director, José Mª de Bulnes, se produce una cierta ruptura hasta el punto de que, desde el número del 15 de agosto, en la cabecera de La Voz, que aparece como "Revista regional", se hace constar "Segunda época", si bien la numeración de los ejemplares continúa la existente. Explican en ese primer número de la nueva etapa que «Quisimos que en ella se presentara mejorada en la forma y en el contenido». Tras destacar que buena parte de los colaboradores se mantienen desde 1904 y a ellos se han unido «entusiastas e ilustrados jóvenes», insiste en que el único ideal de la revista es la prosperidad de la región y su lema "TODO POR LIÉBANA". Y termina con un llamamiento a la ayuda de los lebaniegos ya que «si nosotros ponemos nuestro trabajo intelectual y material, ellos deben contribuir con su suscripción, que aunque LA VOZ no se sotiene como negocio, exige bastantes gastos que apenas se han podido cubrir en estos últimos años». Y es que en diversos números de los años anteriores se había comentado la posible desaparición del periódico que debía haber visto reducida notablemente su difusión.

En la última página de ese primer ejemplar de la nueva época se incluye un manifiesto, firmado por 21 colaboradores del periódico, con su director a la cabeza, en el que muestran la aspiración de que La Voz sea:

.- un "órgano de cultura" para los lebaniegos, muchos de los cuales no vuelven a coger un libro tras salir de la escuela;

.- un "órgano de publicidad", entendida como difusión de los actos de los ayuntamientos y de los juzgados, ya que «la publicidad es un importante derecho perfectamente definido por las leyes y que sirve de eficaz garantía al resto de los derechos y LA VOZ es el único medio de conseguirla en Liébana»;

.- un "órgano de críticas y de iniciativas" «¿Dónde mejor que en LA VOZ se puede fiscalizar la labor de los administradores del país, ensalzar lo bueno y censurar lo malo?»

.- un "lazo de unión espiritual de Liébana y América", llevando a los emigrantes el latido de Liébana y reforzando la sección de noticias de América.

En esta segunda época, el periódico vuelve a imprimirse en Santander, en la Imprenta El Correo, pasando después a imprimerse en Llanes, en la Imprenta de El Pueblo.

En ella figura entre los redactores Florencio de la Lama que llegaría a ser director de El Diario Montañés.

La Voz de Liébana publicó, al menos, 957 números y con ellos contribuyó, sin duda, al progreso de Liébana. De algunos de ellos nos hemos hecho eco en VL en alguna ocasión y, a buen seguro, que lo seguiremos haciendo.


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