28/12/2015

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"Los incendios de invierno-primavera del Noroeste peninsular suponen el 63% de los incendios y el 46% de la superficie que se quema cada año en toda España y Cantabria es, por detrás de Asturias, la provincia más afectada. El 80% de estos incendios son intencionados y sus motivaciones, aunque supuestas en su mayoría, están relacionadas con el mantenimiento de pastos (según la Estadística General de Incendios Forestales de España, que recopila información desde los años sesenta), razón por la que más del 80% de lo que se quema es superficie forestal no arbolada, principalmente matorral".

"estas quemas (empleadas para limpiar y regenerar las zonas de pastoreo por las que transita el ganado en régimen extensivo) deben realizarse antes de que las cabañas suban al monte a partir de la primavera".

"La situación ha llegado a tal punto que es necesario llevar a cabo acciones disuasorias como acotamientos, pérdidas de subvenciones, incremento de la vigilancia, etc. Sin embargo, dudo mucho de su eficacia si no van acompañadas de otras medidas de prevención activa enfocadas hacia la modificación de conductas y que incluyan diálogo, divulgación, información, formación, iniciativas complementarias de desarrollo rural, etc. y, por supuesto, quemas prescritas, formas de manejo del fuego que bien hechas y reguladas, están demostrado que no suponen ningún perjuicio para el monte y son perfectamente compatibles con la conservación de la biodiversidad, del arbolado y del paisaje".

Estos son algunos párrafos de un interesantísimo artículo sobre la problemática de los incendios forestales en Cantabria que ha publicado en El Diario Montañés Virginia Carracedo, "geógrafa con pinitos forestales" de la Universidad de Cantabria, como se define ella en su Twitter.

Como también son muy interesantes las declaraciones del presidente de la Asociación Profesional de Técnicos Auxiliares del Medio Natural de Cantabria, los Agentes Forestales, José Antonio García: (Ver:) que pueden leerse en la imagen de la derecha.

La solución, por tanto, para acabar con estos incendios incontrolados parece clara: bastaría una decisión política que impida beneficiarse económicamente de los terrenos quemados ilegalmente no solo durante un año sino durante periodos muchos más largos. Ahora bien, esa medida debería de ir acompañada de otras como las mayores facilidades para autorizar quemas controladas que, como dice Viriginia Carracedo, "bien hechas y reguladas, están demostrado que no suponen ningún perjuicio para el monte y son perfectamente compatibles con la conservación de la biodiversidad, del arbolado y del paisaje" y benefician al ganadero.

Hay que tener en cuenta, en todo caso, como dice Asaja Cantabria en un comunicado, que no se puede "culpabilizar a todo el sector ganadero como causante de los incendios que, en la mayor parte de los casos, parece indicar que son provocados". Llama Asaja a "reflexionar y ponerse a trabajar, a la mayor brevedad posible, en la elaboración de un Plan de Gestión de Incendios, que ponga especial hincapié en las medidas preventivas como pueden ser: desbroces, concienciación, mesas de participación, seguimiento, etc".

En este mismo aspecto de la prevención pide que se incida más la Fundación Oso Pardo indicando, en otro comunicado, que es necesario "que los esfuerzos presupuestarios cambien el enfoque y se potencie la partida para la prevención del riesgo de incendios (desbroces para aumentar las hectáreas pastables, concentración de la carga ganadera, limpiezas de caminos en las proximidades de los pueblos…)".

La Fundación, ante el constante aumento del número de incendios y el hecho de que el 77,89% de los incendios del noroeste de España sean intencionados, considera "urgente consensuar un Plan de Gestión de Incendios con una mesa participativa y abierta" y "solicita sanciones duras que sirvan de ejemplo para que los culpables no queden impunes ante este inaceptable atentado medioambiental, que está generando pérdidas de biodiversidad en todo el territorio cántabro".