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Alfonso Martínez Toledano: Un militar comprometido con la cultura

03/08/2016

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Quedamos, tras conversación telefónica, en el lugar que, de forma intencionada o no, se está convirtiendo últimamente en el icono donde exponer sus laboriosos trabajos, en el que le ayudan amigos, vecinos y conocidos, al público en general.

El personaje es Alfonso Martínez Toledano, el lugar: la sala de usos múltiples del ayuntamiento de Camaleño. Él, un teniente del ejército en la Reserva, "porque así lo ha querido el ministro de turno", y en la sala, como no podía ser menos, el último de esos trabajos: la exposición "Del Tejido al vestido" del que este medio ya dio cumplida información recientemente.

Nacido hace 58 años en Torrelavega en una familia de siete hermanos de los que viven seis, de padre Guardia Civil y con abuelo militar de caballería, realiza sus primeros pasos de estudiante en el Colegio de La Paz y los sigue en la misma ciudad con estudios de FP. Terminados, e influenciado por los antecedentes familiares, ingresa en la academia de suboficiales del ejército pasando por Lérida, Toledo y Jaca.

Conseguidos sus galones de Sargento, es destinado a Santander al desaparecido Regimiento Valencia 23 de la Calle Alta. Antes, nada más salir de la academia "y sin tener coche aún", se le ocurre adquirir una casa en la localidad lebaniega de Tanarrio y además se empadrona en el municipio de Camaleño, lo que da idea de por donde iban sus preferencias residenciales.

Borrado del mapa el regimiento Valencia, el nuevo destino es en Siero, Asturias, donde va a permanecer durante varios años de su vida, trabajando eso sí "porque en cuanto tenía un resquicio de luz ociosa, el rumbo era siempre el mismo: Liébana, y en la comarca, Camaleño".

Además en su haber hay tres destinos internaciones en misiones humanitarias: en el 2000, en los Balcanes, 2003 Irak y 2009 Líbano. En el primero como soldado de la OTAN, en el segundo representando al ejército español y en el último como Casco Azul de Naciones Unidas.

A los 56 años y tras 37 de servicio, pasa a la Reserva y como los lectores podrán imaginar, fija su residencia en Liébana.

Pero, ¿por qué un militar llega al punto de tener en su horizonte esa casi obsesión por el campo cultural?

Se lo soltamos de "sopetón", pero no lo duda ni un momento, entre otras cosas porque si algo tiene el personaje es un don de palabra y una cultura tan basta, que puede estar hablando horas y horas sin dejarte "meter baza" en la conversación.

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"Son inquietudes familiares, especialmente de mi padre y de mi madre, ellos ya las tenían, leían mucho y les interesaba todo lo que caía en sus manos. Después, en el ejército, pude hacer realidad esas inquietudes desarrollando los programas culturales que, aunque no se crea los había pero estaban algo muertos, pocos querían hacerse cargo de ellos porque llevaban una carga adicional de trabajo que no eran todos los que lo deseaban asumir. Yo lo hice, porque, además de mi inquietud, me servía para enseñarles mi tierra y sus costumbres a muchos soldados y compañeros que de otro modo no conocerían. Este era un reto que hice mio sin pensarlo y me salió muy bien, estoy muy satisfecho de haberlo hecho".

En una de las salidas internaciones, concretamente en el Líbano participó en el Programa Cervantes e impartió clases de español ya que "el profesor había marchado y me insistieron para que yo me hiciese cargo hasta la llegada de uno nuevo. Eso fue una experiencia muy gratificante para mí, algo que no olvidaré".

Su pasión por la cultura la está plasmando en los últimos años en las diferentes exposiciones llevadas a cabo en la sala de usos múltiples de Camaleño.

"Liébana tiene unas posibilidades en este campo que no están explotadas en ningún caso, por eso estamos empezando a intentar que salgan a flote esas posibilidades dando a conocer al público en general las tradiciones, en mi caso me encanta la etnografía y en ello estamos trabajando sin descanso".

Nos confiesa que en la primera que se hizo: "El queso, la leche y la mantequilla" en la que se hacía un repaso a los utensilios utilizados por los artesanos del queso, la leche y la mantequilla desde el siglo XX, tuvo mucho que ver el artesano quesero de Camaleño Juan Carlos Martínez, ya que "al ver el decorado que tenía en las paredes de su quesería a base de utensilios relacionados con la confección del queso, me dijo que en el sótano tenía muchos más, y ¡vaya! si los tenía, de pronto me encontré con un patrimonio etnográfico que había que enseñar a los demás, que no podía permanecer por más tiempo en ese sótano, y así, con la aquiescencia del alcalde del municipio, Óscar Casares, quien siempre nos apoya en cuanto le proponemos, se monta la exposición con más de 400 piezas, de las que solamente 16 eran lebaniegas. 5346 personas pasaron por la sala. ¿mereció la pena el esfuerzo?, no olvidemos que el ayuntamiento tiene unos mil habitantes. La segunda, dedicada a la cerámica, fue así mismo un rotundo éxito y la actual esperemos que no lo sea menos."

Pero aquí no queda todo, porque nos interesamos por la labor de futuro, si va a haber más y si todo tendrá un punto y seguido.

El "teniente" Toledano no lo duda, "claro que lo tendrá, mientras tengamos apoyo, y hasta el momento lo tenemos, seguiremos trabajando. Por eso ya tenemos en mente en 2017 una nueva exposición dedicada al gran maestro de la fotografía “Sebio” Bustamante y otra que bajo el genérico título de "Un viaje a la Tradición de Liébana", queremos que abarque más aspectos de la vida lebaniega, seleccionando para ello piezas concretas de diversos campos, posiblemente centrándonos en la madera y la forja". "Para el 2018 habrá una nueva exposición con lo que cerraremos un ciclo y después.. se verá, pero mi intención es seguir comprometido con el ayuntamiento de Camaleño, porque aquí me han dado todas las facilidades y me han ayudado en todo lo propuesto, por lo que , a pesar de recibir otras propuestas, seguiré comprometido con quien me ha dado la oportunidad de desarrollar mi pasión".

Y tras casi tres horas de charla, en la que no ha sido necesario preguntar, nos despedimos con un "hablamos", que lleva implícito mucho contenido, tanto como el que se aprende con personas de la talla cultural de Martínez Toledano, aunque en los momentos de las charlas con él, haya que recordarle que en las mismas intervienen más de una persona, sin embargo se le olvida, con la pasión y convicción en lo que dice, hecho que no se le puede tomar en cuenta y que los interlocutores tampoco lo desprecian, porque en realidad, escuchándole se aprende mucho más que leyendo sobre los temas tratados.

Informa pepe Redondo.


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