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Ataques al patrimonio

09/11/2016

En estas dos imágenes vemos cómo está actualmente la espadaña de la ermita de San Roque, de Pido.

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En imagen de la derecha vemos cómo estaba hace tres años esa misma espadaña.

Como vemos ha sufrido un cambio importante. Los pináculos de piedra que tenía a cada lado han sido sustituidos por unas aves y en la parte superior unas peculiares cruces coronan ahora sus vértices.

¿A qué se deben estos cambios? A la voluntad de José Joaquín Sebrango, el espinamense a quien hace unos días agradecían su actuación en la ermita de Bodia unos vecinos del pueblo. Y es que, como decíamos entonces, J. J. Sebrango ha intervenido en varias iglesias del valle de Valdebaró, sin que sus actuaciones hayan tenido siempre la misma buena acogida que en Bodia.

Llaves, Las Ilces, Pido y Sebrango son, al menos, además de Bodia, los pueblos cuyas ermitas han sido objeto de la intervención de J.J. Sebrango. Como contribuye al mantenimiento de las iglesias, parece que los párrocos, con la gran autonomía de que gozan, le permiten realizarlas.

La de la espadaña de Pido es la más agresiva con la arquitectura de estos templos ya que, por lo general, lo que hace es añadir elementos decorativos de su agrado que se repiten tanto en el interior como en el exterior de estos templos. Así, la enmarcación de imágenes, colocándolas un fondo de madera; los cuadros con reproducciones de ilustraciones de los beatos; los tapetes y colgantes; los cirios; la colocación en el exterior de cruces, tanto en los muros de la iglesia como exentas; los nombres de las ermitas, convertidas, eso sí, en "iglesias" ("Iglesia de San Roque", por ejemplo); los pivotes unidos por cadenas... son algunos de los elementos característicos de sus actuaciones. Y placas, muchas placas. Unas, en las imágenes, explicando su procedencia, lo que permite ver cómo ha ido moviendo imágenes entre pueblos; otras, en el exterior, con textos suyos o comparando, con fotos, el antes y el después de su intervención.

Ha llegado, incluso, a implantar una nueva advocación en Las Ilces: encargó al sacerdote don Benito Velarde una talla en madera de la Virgen de Peñalba, presente en diversas localidades de la provincia de León, y, dado que el puerto de Las Ilces se llama Peñalba, decidió implantarla allí. La imagen fue bendecida durante las pasadas fiestas de Santiago.

Consecuencia de todo ello es que unas ermitas rurales, caracterizadas por la austeridad decorativa, quedan transformadas totalmente, sobrecargadas tanto interior como exteriormente. A esto aludía este verano el arcipreste de Liébana, Elías Hoyal, cuando, en las reflexiones que hizo a raíz del derribo del muro de la sacristía de Espinama, escribía:

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"3.- A raíz de este episodio, quisiera sacar a la palestra otros que están muy cercanos a este en el espacio y en el tiempo y sobre los que todo el mundo guarda SILENCIO. ¿Alguien se ha dado un paseo por las calles de Espinama, o por la ermita de San Roque de Pido, o por la ermita de Santiago de Las Ilces? ¿De verdad que a nadie le ha llamado la atención esos carteles y esos pivotes de hierro con cadenas que proliferan por esos lugares como si fueran setas en primavera? ¿Eso no son ataques al patrimonio?"

Esto también son, en efecto, ataques al patrimonio, de mayor importancia aún cuando esa "redecoración" no se limita a poner cosas, dentro y/o fuera, que, a fin de cuentas, se pueden retirar posteriormente, sino que, además, elimina elementos que formaban parte de las ermitas como, por ejemplo, lo que hemos visto de la espadaña de Pido, donde la cruz y los pequeños pináculos han sido sustituidos por otras figuras totalmente diferentes.

Chocan estas actuaciones, en las que J.J. Sebrango ha realizado un importante desembolso económico, con el hecho de que sea él mismo quien firma la pancarta que lleva varios años colgada de una casa en la plaza de Espinama en la que no alaba, precisamente, a la Iglesia católica. El arcipreste aludía a ella también en aquellas reflexiones:

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"¿Es justo que yo mismo, como representante de la Iglesia que soy, tenga que soportar que me llamen LADRÓN (supuestamente) en una pancarta que lleva colgada en una casa en Espinama desde hace unos cuantos años? He de decir, que a la puerta del juzgado en S. Vicente, no me lo llamaron supuestamente, ni a la cara, nos lo llamaron cobardemente por la espalda al P. Victorio y a mí. De todo esto tampoco sabe nadie nada. SILENCIO..."

En realidad, la pancarta actual no es la que colocó inicialmente que se refería a la "Casa del Cura" de Espinama, pero, como los tribunales dieron la razón al Obispado y como el paso del tiempo mostró que, en contra de lo que se decía en ella, el Obispado no la vendía, fue sustituida por la actual, que alude a la ermita de Pido y a su inscripción en el Registro de la Propiedad por el Obispado, con graves acusaciones contra esta institución, matizadas todas con las palabras "presuntamente", "probablemente" o "posiblemente". Situada en plena plaza de Espinama, la presencia de la pancarta no favorece en nada la imagen del pueblo, por lo que sorprende que se mantenga allí durante tanto tiempo sin que nadie haya hecho nada por retirarla.

¿Se imaginan que cada uno vaya a la iglesia de su pueblo y cambie lo que no le gusta y lo decore como quiera? ¿Qué pasa si después va el vecino y quita lo que puso el anterior para poner lo que a él le gusta? ¿Qué pasaría si en cada casa se cuelgan pancartas, reivindicando en cada una lo que les venga en gana o haciendo publicidad de una marca? ¿Lo tolerarían las instituciones sin hacer nada? ¿No hay nadie que controle estas actividades?


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