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Las fiestas de "La Cruz"

"La Voz de Liébana" 30 de septiembre de 1925:

Decíamos, en nuestro número del 31 de agosto, que todos los años, la Comisión de jóvenes que toma a su cargo la organización de los festejos de La Cruz, espera a última hora, y de ahí que el programa se resiente casi siempre de esa premura y precipitación con que se prepara, y que, si a pesar de ello, la fiesta resulta animada es porque "Dios pone lo demás", como dice el cantar, que en este caso, es un día espléndido, y la concurrencia pone siempre su buena disposición para divertirse.

Este año, la Comisión puso de su parte menos que otros años; una banda de música, que contrató para los tres días de fiestas y una función de teatro, lo demás lo puso Dios, que nos proporcionó un día inmejorable, como hecho por encargo de la Comisión y a gusto de cuantos asistieron a la fiesta, un día de otoño delicioso, como los que disfrutamos con tanta frecuencia en Liébana en estos meses de septiembre y octubre, pero que el día 14 no era de esperar, dado lo fríos y desapacibles que habían estado los tres o cuatro anteriores, y como también el público puso cpomo siempre de su parte su buena disposición para divertirse, la fiesta estuvo concurrida y animada.

La parte religiosa, solemne como siempre, en la misa mayor, ofició como preste, el canónigo de la Santa iglesia Catedral de Pamplona, nuestro ilustre paisano don Juan María del Campillo, y el sermón, estuvo a cargo de otro ilustre paisano nuestro, el dominico Fray Ángel Gómez. Sus dotes de excelente orador sagrado, son ya conocidas por la mayoría de nuestros lectores, que en distintas ocasiones han escuchado su elocuente palabra, y el día de La Cruz, pronunció un sermón en el que puso de manifiesto, una vez más, su elocuencia y profundos conocimientos, teniendo pendiente de su palabra durante hora y media, al numeroso concurso de fieles que llenaba por completo las amplias naves del templo y aun rebosaba por puertas y claustros.

La procesión con la Santísima Reliquia, después de la misa, por fuera del monasterio, muy concurrida, y el acto de dar bendición con el Lignum Crucis en la explanada frente al monasterio, muy emocionante.

Después, el bullicio y animación que se produce en el momento en que terminada la parte religiosa, la muchedumbre que llenaba el templo, inunda los patios y los alrededores, buscando a sus allegados para reunirse a ellos e ir en busca del sitio elegido para tender los manteles y dar satisfacción a los estómagos que ya, a aquella hora, reclaman que se les atienda.

El cuadro resultó tan brillante y animado como todos los años, la misma alegría en todos los grupos, la misma cordialidad entre los vecinos de mesa, el mismo orden; ni un alboroto, ni una riña, ni una protesta, no obstante que en una comida de campo em que toman parte muchos cientos de comensales, en que generalmente se exceden un poco de lo ordinario en el comer y en el beber, no tendría nada de extraño que los ánimos se excitaran y el orden se perturbara aunque fuese ligeramente, y, sin embargo, ni una borrachera escandalosa o provocativa, ni una voz destemplada, nada que perturbara la placidez de aquella escena de égloga.

Terminada la comida y la larga sobremesa, empezó el desfile. La circunstancia de ser lunes, día de mercado en Potes, contribuyó a que en Santo Toribio comenzara el desfile más pronto que de costumbre, pues muchos de los concurrentes tenían que hacer sus compras y encargos en el mercado y bajaron a Potes apenas terminada la comida, y el resto, lo hizo a media tarde, después de haber tomado parte ya como bailadores ya como meros espectadores en el baile, que a los acordes de la banda de música, se organizó en la explanada delante del monasterio.

Ya en la víspera, por la tarde y por la noche, había habido baile en la plaza, alternando la banda de música con el piano de manubrio; y en la misma forma se bailó el día de La Cruz por la tarde y por la noche, y al día siguiente a mediodía y por la tarde. La gente joven no puede quejarse, pues se entregó sin descanso a su afición favorita.

Los jóvenes de la Comisión de festejos, habían organizado una función de teatro, que fue el número más importante y el más atrayente del programa. Como siempre las plateas y butacas estaban completamente llenas, y aún hubo, para satisfacer los deseos de quienes no encontraban localidad, que vender los dos proscenios y colocar una fila de sillas delante de la primera de butacas, y en la entrada general, aunque no un lleno completo, había más de media entrada.

Se puso en escena, en primer lugar, el entremés de los hermanos Quintero "Lo que tú quieras", admirablemente interpretado por las señoritas María García de Enterría y Carmen Carande y por Tomás García, que fueron calurosamente aplaudidos.

Luego se representó la comedia de los mismos autores, "Puebla de las mujeres". En ella, María García de Enterría, Gloria Cárabes, Josefina Vélez, Trini y Mercedes Palacios, Carmen Carande, Ángeles Cueto, Lola Cárabes, Ignacio Romero, Jesús Lama, Eduardo García, Tomás Palacios (hijo), Jesús Díaz Cuevas y José María Bulnes Arenal, dieron, una vez más, pruebas de ser unos consumados artistas, y el público premió, con nutridos aplausos, su primorosa labor.

La escena muy bien servida, no obstante la falta de elementos con que cuenta el Teatro y el difícil y defectuoso sistema que para el cambio de decoraciones hay que emplear, y que requiere en quien haya de dirigir la tramoya, especiales conocimientos. Por ello, en el éxito de la función, no podemos prescindir de mencionar al insustituible, para estos menesteres, Heliodoro Valle.

No hubo este año, interrumpiendo una costumbre que pudiéramos llamar tradicional, concurso de bolos. Y no nos explicamos la causa que haya movido a la Comisión a prescindir de ese número en el programa de festejos, ya que el concurso de bolos, además de ser un número atrayente y que despierta gran interés en gran parte del público, no ocasiona grandes gastos, pues con 50 ó 100 pesetas, mas el producto de las cuotas de inscripción de los jugadores, hay bastante para otorgar dos o tres premios de relativa importancia.

No se tome esta observación como censura para la Comisión de festejos, sino como una simple observación para que la tenga en cuenta el año que viene.

El público quedó satisfecho y la comisión debe estarlo también del resultado de los festejos, gracias a que "Dios puso lo demás".

La foto que acompaña el texto está tomada de basna. El pie de foto detalla los nombres: "Bellas señoritas y distiguidos jóvenes que representaron las obras puestas en escena en el teatro de Potes la noche del 14 de septiembre. De pie de izquierda a derecha, Lola Carabes, José María de Bulnes Arenal, Eduardo García Enterría, Jesús Díez Cuevas, Gloria Carabes e Ignacio Romero. Sentados: Jesús Lama, Carmen Carande, Josefina Vélez, Ángeles Otero y María García de Enterría. Delante: Mercedes Palacios, Tomás García, Trini Palacios y Tomás Palacios. Foto Riancho".


"La Cruz" un año más.

14 de septiembre: Exaltación de la Cruz en Santo Toribio de Liébana y fiestas en Potes durante esos días.


La Cruz: historia de una tradición

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