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Navidad II

Si las protagonistas del día de Nochebuena (vea la primera parte de las tradiciones de Navidad en Liébana) eran fundamentalmente las mozas, los protagonistas de la segunda parte de las fiestas navideñas eran, tradicionalmente, los mozos. Eran ellos los que, en la Nochevieja, salían a pedir los aguinaldos.

Antes de centrarnos en los aguinaldos, retrocedemos unos días, al 28 de diciembre fiesta de los Santos Inocentes. En Liébana hace más de un siglo, la noche del 27 al 28 se ponía en práctica la "berrona", una inocentada que contó así en 1905 La Voz de Liébana.

Cena de los aguinaldos de Espinama en 2009. Foto de Beni Ahora sí, vamos con los aguinaldos. Extendidos por todos los pueblos de Liébana, aunque con variantes entre ellos, los aguinaldos mantienen en todos la misma estructura:

  • reunión de los mozos para recorrer todas las casas del pueblo haciendo la petición;
  • llamada a cada casa, a cuya puerta el que dirige el grupo se adelanta y saluda: "Aguinalderos somos, cantamos, rezamos ¿o qué hacemos?";
  • contestación de los de la casa que, salvo que estuvieran de luto, solía ser: "¡Cantad, cantad!";
  • canto por los mozos de los "Mandamientos" (si pedían que se rezara, se recitaba un Padrenuestro);
  • entrega por los de la casa del aguinaldo, que solían ser garbanzos, chorizo, cecina, morcilla, pan...;
  • y reunión de los aguinalderos, normalmente o el día de Año Nuevo o en la noche del 5 de enero, para, con lo recaudado, celebrar una cena o comida, en la que no faltaba el baile.

En lo que más variación había de un pueblo a otro era en el canto de los Mandamientos. Se trata de un cántico en el que se van recorriendo los Diez Mandamientos, de ahí su nombre. De su antigüedad da fe el hecho de que algún estudioso como José Manuel Pedrosa, de la Universidad de Alcalá de Henares, haya visto en los de algún pueblo, Bárago en concreto, relación con unas Coplas del Nacimiento, impresas en 1604.

Sirva, como ejemplo de su letra, el de Cosgaya:

Años años, buenos años
Dios nos los deje llegar.
Siempre tendréis en memoria
los mandamientos guardar,
que sin ellos a la Gloria
no se puede caminar.

Y en el primer mandamiento
lo que te mando es amar
con amor muy verdadero,
vivirás firme y entero
por tu fe hasta que mueras
y allí verás cuán de veras
yo el galardón te daré.

Y el segundo es que no jures
mi nombre contra verdad,
ni difames mi bondad
por satisfacer al hombre
y si algún temor te asombre
vente a mi y yo te valdré.

Y el tercero es que las fiestas
las guardes con devoción,
jamás las quebrantarás
aunque tengas ocasión
y en ellas me pedirás
mercedes que yo te haré.

Y el cuarto es que los honres
a tu padre y a tu madre
y al mundo serás fiel,
vivirás muy largamente
si haces lo que te mandé.

Y el quinto es que no mates
al hombre que yo he creado,
porque serás castigado
con otras penas más fuertes
y allí querrás defenderte
yo no te perdonaré.

Y el sexto es que no forniques
mala es la fornicación,
huye de la tentación
si de ella quieres librarte,
y si vuelve a retentarte
vente a mi y yo te valdré.

Y el séptimo es que no hurtes
a nadie cosas ajenas,
so pena de la gran pena,
so pena de gran pecado;
vive el mundo desconcertado
pues yo bien le concerté.

Y el octavo es no levantes
a nadie lo que no ha hecho,
es un hecho de mal hecho
es un hecho de verdad,
pues te vas a condenar
yo no te perdonaré.

Y el noveno es no desees
de nadie mujer ajena,
so pena de la gran pena,
so pena de gran pecado;
vive el mundo desconcertado
pues yo bien le concerté.

Y el décimo es no codicies
de tu prójimo los bienes,
antes tu con los que tienes
contento debes estar;
darte bienes a manojos,
cuantos vieres por los ojos,
darte un vestido glorioso,
muy parecido al cristal
y una silla de reposo
en la mesa celestial.

Guárdame mis mandamientos
buen cristiano, por tu fé;
si mis mandamientos guardas
yo la Gloria te daré.

En ocasiones, en otro contexto, alejándose de su carácter religioso, se adaptaban para cortejar alguna moza. Es el caso, por ejemplo, de éste de Tudes:

Los diez mandamientos santos
te vengo a cantar Paloma,
para que pienses en mi
y me tengas en memoria.

El primero amar a Dios
yo siempre le tengo amado,
pero más amo a una niña
que el corazón me ha robado.

En el segundo juré
más de dos mil juramentos,
sólo por hablar contigo
palabras de casamiento.

En el tercero en la misa
nunca estoy con devoción,
porque estoy pensando en ti,
prenda de mi corazón.

En el cuarto el respeto
a mis padres les perdí,
el respeto y el cariño
sólo te lo tengo a ti.

En el quinto no matar
a nadie he matado yo,
señores, yo soy el muerto
y ella la que me mató.

Cuando sales al balcón
con esa cara de cielo,
haces pecar a los hombres
en el sexto mandamiento.

En el séptimo no hurtar,
a nadie he robado yo,
sí robaría a una niña
si no me la dan sus padres.

El octavo no dirás
falso testimonio a nadie,
como a mi me lo levanta
una niña de esta calle.

En noveno no desearás
la mujer de tu vecino,
como yo a ti te deseo
para casarme contigo.

El décimo no codiciarás
bienes ajenos de nadie,
como yo a ti te deseo
y no nos dejan tus padres.

Estos mandamientos santos
se encierran en dos:
en quererte y tú me quieras
y en servir y amar a Dios.

(Letras tomadas del libro "Cánticos navideños del ramo y aguinaldos en Liébana", publicado por el Arciprestazgo de Liébana en 1997).

De la música que acompaña a estos cantos sirve, como breve ejemplo, el corte que reproducimos a continuación, en el que se incluye, primero, el comienzo de unos mandamientos similares a los de Tudes, siguiendo, a continuación, el comienzo de los Mandamientos religiosos, tipo de los de Cosgaya. Éste es el archivo, tomado del CD que acompaña al libro "Canciones y romances de Liébana. Recopilación etnomusicológica", de Antonio Gamaza (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cantabria, 2000). También, contamos con la grabación realizada por el norteamericano Alan Lomax a Ramón Soberón en Potes en noviembre de 1952 de unos mandamientos tipo Tudes, que puede escucharse aquí y aquí.

Entre las peticiones de aguinaldos recogidas por La Voz de Liébana, periódico del primer tercio del siglo XX, están las de Baró en 1921, Campollo en 1923 (crónica es del maestro del pueblo), Aniezo en 1928, Bejes en 1932... De lo bien organizados que estaban los jóvenes en algunos pueblos, con una "corporación" de la que elegían presidente y vocales todos los años, es ejemplo la noticia que da cuenta de los aguinaldos de Vendejo en 1926. En ocasiones, cuando los mozos no los pedían, eran los menos mozos los que los sustituían, como sucedió en La Vega en 1928.

Ya en la segunda mitad del siglo, Luz de Liébana también dejó constancia de la petición de los aguinaldos y el canto de los Mandamientos. En 1979, por ejemplo, recogió los de Lamedo. También Liébana Mensual informó de, por ejemplo, los aguinaldos en Tama y Ojedo en 1982.

Durante la segunda mitad del siglo XX, hubo cánticos menos solemnes para pedirlos. Así, Germán Pardueles nos comenta lo que en Trillayo se cantaba: "Somos unos niños - que nos mandan a la escuela - y hemos recorrido mucho - por el pueblo dando vueltas - recogiendo longanizas - y chorizos y mantecas - para guisar muestro gallo - con pico, patas y cresta - y de aquí no nos movemos - sin que nos llenen la cesta - cinco arrobas de tocino - es bastante en mi conciencia - que si nos diesen dinero - que menos de mil pesetas - recogiendo o echando menos - es de gente sinvergüenza - miserable y estrujada - que no estima su conciencia". A continuación se gritaba: "aguinalderos somos, del cielo venimos, bolsa traemos, dinero pedimos, cantamos, bailamos, rezamos o ¿que hacemos?". Lo normal era cantar algún villancico, y después de que nos daban algo se gritaba: "viva la gala de fulanito de tal y toda su familia...VIVA!".

En la actualidad, aunque se pidan y se coman los aguinaldos (en algún pueblo, como Espinama, participan de ellos todos los vecinos), el canto de los Mandamientos ha desaparecido casi por completo.


Los Reyes:

Las fiestas navideñas terminan con la fiesta de la Epifanía (6 de enero), la adoración de los magos, popularmente conocida como fiesta de los "Reyes Magos". Como ya vimos en Navidad en Liébana I, había villancicos específicos dedicados a ellos. También, como acabamos de ver, los aguinaldos solían comerse la víspera del día de Reyes y volvían a pedirse este día.

Pero esta fiesta se caracteriza por los regalos que, a semejanza de las ofrendas de oro, incienso y mirra que hicieron los Magos al Niño Jesús, se entregan, sobre todo, a los niños. En otros tiempos, de mucha escasez y necesidad, los regalos eran pequeños detalles (unas nueces mismamente) o cosas necesarias (unas alpargatas nuevas, por ejemplo). Con el tiempo, llegaron las cabalgatas. Fue el 5 de enero de 1936 cuando tuvo lugar la primera cabalgata de Reyes en Potes, según contó el periódico santanderino El Cantábrico.


Ver Navidad en Liébana I

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