Píldoras de Historia

El puente y camino de El Vejo (Cosgaya)

Gabino Santos Briz. 4/5/2024

Junto al mirador de la cascada del Vejo, cuya senda se abrió hace unos días, están el puente nuevo y el viejo de la carretera. Sobre éste versa esta píldora de historia.

La conexión de la zona alta del valle de Valdebaró, en especial el Concejo de Espinama, con los pueblos bajos y el centro de Liébana ha seguido, desde tiempo inmemorial el cauce del río Deva. En la segunda mitad del siglo XVIII se hicieron diversas actuaciones para mejorar el camino, siendo la zona de El Vejo o Los Vejos, en términos ya de Cosgaya, donde se concentraron algunas de estas actuaciones. Desgraciadamente la información que hemos localizado es parcial y no permite profundizar mucho, pero da una idea de los trabajos realizados.

Los primeros documentos a los que nos referimos datan de 1761. Sabemos por ellos que la Provincia de Liébana había sacado a subasta la construcción de un puente en "Los Vejos". El interés de la Provincia se explica porque esta vía permitía salir a tierras de León y pasar a otras de Castilla, donde los lebaniegos llevaban sus producciones, en particular los aperos de madera, para volver con granos y otros productos. El caso es que «por los Señores Justicia y Reximiento de los Valles de la Jurisdicción se remató como en mejor postor en el dicho Joseph Sánchez de Molleda». Eran éste y su hermano Antonio vecinos del Concejo de Castro y contaban, como fiadores, con D. Pedro Antonio Gómez de Otero, Cayetano de Cos, Manuel de Berdeja y Andrés de la Madrid, vecinos de Castro y Colio.

El puente de El Vejo. A la derecha el antiguo Todos ellos se comprometieron el 17 de mayo de aquel año a llevar a cabo «la obra y fábrica del puente que se a de construir de nueba planta en el sitio de Los Vejos, término de Cosgaya, arreglado a las condiciones dadas por D. Domingo de Guardo, maestro de cantería, vecino de esta Villa» de Potes. Estas condiciones se adjuntaban a la escritura, según se indica en ella, pero, desgraciadamente, en la actualidad no se conservan en el protocolo notarial.

El importe ofrecido en el que se remató la obra ascendía a 4.980 reales de vellón, que les serían pagados por tercios, «al prinzipio, medio y fin». Además, el Concejo de Cosgaya, interesado especialmente en la realización de la obra, se comprometía a dar «pastos francos para el sustento de los bueyes que agan los acarretos, canteras libres y montes francos».

Se especificaba en el contrato que «qualquier añadizión que se aga en dicha obra fuera de las expresadas en dichas condiziones a de ser de quenta del Ayuntamiento, para ajustar lo que valiere o darlo a otras personas distintas». Una vez terminado el puente «con toda perfección, arreglada a dichas condiziones y buen arte», sería «entregado a vista de maestros».

Apenas dos meses después, el 19 de julio, sin embargo, los hermanos Joseph y Antonio Sánchez de Molleda, no sabemos si por verse sobrepasados por la magnitud de la obra o porqué, acordaron con Joseph Tames Gutiérrez, vecino de Cubielles, Concejo de Llanes, «unirse y mancomunarse a pérdidas y ganancias en la fábrica del puente de Los Vejos, término del Concejo de Cosgaya», que le había sido rematado a Joseph.

Por aquellos siglos un buen número de vecinos del Concejo de Llanes estaban especializados en la ejecución de obras y aparecen como maestros canteros en muchas de ellas, actuando en amplias zonas (Liébana, Sajambre...). Joseph Tames era uno de ellos, como también lo era Pedro Fernández, a quien unos años después, en 1796, se le habían adjudicado, como mejor postor, varias obras en Liébana entre las que estaba el rompimiento de «una diente de unas peñas en las que se nombra El Bejo, término del concejo de Cosgaya, que enbaraza el tránsito con carros». En la escritura, del 5 de diciembre, declara que esto no lo ha hecho todavía por existir dudas sobre si el rompimiento debe ser por arriba o por abajo del camino y se obliga a hacerlo cuando Miguel de Guanes, maestro de cantería que puso las condiciones de las obras que le adjudicaron, lo aclare, comprometiéndose a terminarlo para el 1 de junio de 1797 con la garantía de tres vecinos de Potes que otorgaron con él la escritura.

Vemos, pues, cómo en esa segunda mitad del siglo XVIII la construcción del puente y la suavización del camino, eliminando obstáculos, debieron de contribuir a la mejora de la comunicación con León.


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