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Terminó la peregrinacion del Año de la Misericordia

11/09/2016

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Con una misa concelebrada por el Arcipreste de Liébana y Peñarrubia, padres franciscanos del Monsterio de Santo Toribio de Liébana, y sacerdotes de la comarca, finalizó en la tarde noche del sábado la Peregrinación del Año de la Misericordia que se ha venido celebrando durante las jornadas del Miércoles dia 7, el viernes 9 y el sábado 10. Dicha peregrinación está encuadrada como actividad con motivo de celebrarse el Año de la Misericordia, y organizada por el arciprestazgo de Liébana y Peñarrubia. La peregrinación ha estado abierta a todas aquellas personas del arciprestazgo que hayan querido participar a través del senderismo, coches, autobuses o cualquier otro medio, desde sus lugares de origen hasta el Monasterio.

El pasado miércoles, la peregrinación partió de los municipios de Peñarrubia y Cillorigo de Liébana, y los peregrinos pudieron utilizar un autobús que realizó paradas en todos los cruces de los pueblos por donde pasaba. Desde la localidad de Tama, salió así mismo un grupo andando al que también se podían unir cuantos peregrinos lo desearan de Ojedo y Potes, y otras localidades cercanas. El viernes, estaban convocados los peregrinos de los municipios de Vega de Liébana y Camaleño, con salida de autobuses desde la localidad de Dobres y Espinama, siendo Valmeo y Camaleño los lugares de partida de los que eligieron el senderismo para acceder hasta el Monasterio. Finalmente el sábado, estaban convocados los peregrinos de Cabezón de Liébana, Pesaguero y Potes, con salida de autobús desde Valdeprado y un grupo andando desde la iglesia de Cabezón de Liébana. Todos los días de la peregrinación se celebró una misa a partir de las siete y media, y a su salida, se obsequiaba a los asistentes con chocolate con bizcochos para reponer fuerzas.

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En la misa final del sábado, Elías Hoyal, Arcipreste de Liébana, dijo en la Homilia que "en un mundo como el actual, es más necesario que nunca practicar todos la enseñanza que nos reporta la parábola del buen samaritano en la que Jesús dice que hay que amar al Señor con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas y con toda la mente y al prójimo como a ti mismo. En un mundo en el que las necesidades son muchas, tenemos que mirar al otro, al necesitado y no pasar de largo". Antes de la celebración religiosa, se escenificó la llegada de los peregrinos saliendo todos a la plaza del Monasterio y entrando a la iglesia en grupo.

Tras la misa, los sacerdotes agradecieron de forma personal a todos los peregrinos su asistencia mientras se adoraba el Lignum Crucis y se Cantaba la Cruz Sacrosanta.

Informa Pepe Redondo.


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